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Libertad

Libertad del mundo y de la Tierra. La libertad de vivir, de morir, de elegir.

La libertad de ser, nacer y existir. La libertad de pensar, de leer, de decir, de soñar.


Esta libertad es la esencia misma de la vida , y sin embargo somos tan desiguales ante ella. A veces se nos escapa, esquiva y frágil, dejándonos un sentimiento de impotencia ante su inmensidad y complejidad.


La libertad es ese grado de elección que tenemos, ese poder infinito que está en nuestras manos. Ella es el don y la responsabilidad que llevamos. A cada momento damos forma a nuestra vida y, a veces, le cedemos nuestro poder.


La libertad es una visión. Ella es esta mujer majestuosa que se encuentra ante nosotros, con el brazo extendido hacia el cielo, portando esperanza, fuerza y determinación. Ella encarna este sueño universal que trasciende fronteras, épocas y culturas.


Estamos dispuestos a darlo todo por ella: palabras, canciones, gritos, luchas y lágrimas.

Lo elevamos a símbolo, a veces lo encerramos en leyes, pero permanece esquivo, un soplo, una luz , una fuerza que nos supera.


La libertad es sutil. Ella es suave como una caricia, poderosa como una tormenta, sabia como un antiguo secreto. Es esa novedad que renueva el espíritu, una llama que ilumina sin quemar… si sabemos manejarla con respeto y sabiduría.


Todos necesitamos libertad. Esta necesidad surge de nuestro interior, como un grito primario, una fuerza vital. Es tan fuerte que nos empuja a protegerlo, a veces incluso a restringirlo, por miedo a que se use mal, por miedo a su potencial destructivo cuando se usa mal.


La libertad es un fruto. Es el fruto del árbol de nuestro ser, un fruto amado y deseado, a veces prohibido, a veces olvidado. Es el fruto de nuestra humanidad.

Cada bocado, cada sabor de esta libertad nos recuerda lo que somos: seres vivos y pensantes, que aspiramos a crecer y florecer.


Pero la libertad, como todo lo que es precioso, exige equilibrio y respeto. No puede ser absoluta, porque la libertad sin límites, la libertad sin conciencia, se convierte en un lastre, en una fuerza que divide en lugar de unir.


Así que sed libres, sed felices, pero con sabiduría y moderación. Porque la verdadera libertad no es sólo hacer lo que quieres, sino ser plenamente tú mismo , en armonía con los demás y con el mundo.


La libertad es nuestra esencia, nuestro poder y nuestra responsabilidad.


Angelical



Una escena simbólica de libertad con un árbol luminoso con ramas extendidas que representan el crecimiento y la emancipación. Una figura humana, con los brazos levantados hacia el cielo, se encuentra debajo del árbol, rodeada de cintas de luz y símbolos abstractos como pájaros, llaves y puertas abiertas. El horizonte mezcla tonos dorados y azules, encarnando las infinitas opciones y oportunidades de la vida.

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Angélique CHAPUIS - CASERO
Teléfono de contacto: 520 064 437 00053
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Correo electrónico: angelique@caseor.com
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